ÚLTIMA RENOVACIÓN : AGOSTO 2014

ME LO EXPLICARON Y LO OLVIDÉ, LO VI Y LO ENTENDÍ, LO HICE Y LO APRENDÍ ( ANÓNIMO )

NUESTRAS SECCIONES
1959 - 2009 BIBLIOTECA M. AGUILAR    
   
capítulo 8: "¡¡¡ ARRIBA TUÉJAR!!! "    
         

 

 

¡¡¡ARRIBA TUÉJAR!!!
En la primavera del 59 el Ayuntamiento delega en Capó para que se compren las estanterías de la biblioteca. Se lleva a cabo una subasta para encontrar el mejor postor y ésta la gana la empresa de Don José Ricart, de Valencia, quien por un importe de cuarenta mil pesetas, o lo que es lo mismo 240 € surte de estanterías, mesas de lectura y algún que otro mobiliario complementario.

Se precisa ahora de “mano de obra” y se “recluta” entre aquellos estudiantes voluntarios que están en la capital y que en Pascua y en verano “suben” de Valencia y aquellos otros que por el pueblo siguen .Se trata de ordenar, clasificar, organizar, colocar, hacer las fichas, etc. Los trabajos se aceleran pensando en una posible inauguración en aquél verano que ya se acerca.

A mediados de abril Capó escribe de nuevo. Está ya casi a punto todo. Los libros, clasificados casi en su totalidad. Las fichas de los nuevos lectores ya están usándose y ya va la cosa por los cincuenta. Todos ellos respetuosos con los ejemplares y muchos quisieran sentarse ya en las alargadas y flamantes mesas; pero no; hay que esperar a que se inaugure como Dios manda.

El Ayuntamiento quiere convertir la inauguración en una fiesta como la que tuvo lugar el día que se dio nombre a la calle del padre de don Manuel. Se barajan fechas, pero todo está en el aire porque don Manuel es un hombre muy ocupado y porque aún se van a recibir más libros para completar el fondo. Don Manuel tiene en mente un viaje. Será largo. Salvador manda noticias. La inauguración es imposible para ese verano. Don Manuel va a estar en México y  Argentina . Como muy pronto, se puede hablar de inaugurar en septiembre. Como se dispone de más margen de tiempo, se van a enviar más ejemplares.A lo largo del verano se pueden catalogar y colocar. La biblioteca va a ser la más surtida en cuanto a calidad y cantidad de la Provincia.

Hoy vendrá a merendar Manolo, y quiero que hables con él para que te diga cuándo va a ir a Tuéjar a la inauguración”. Fue la orden de la Abuelita María a Salvador. En aquellos días de Abril, Salvador estaba más pendiente del nacimiento de su segundo hijo, que sería una preciosa niña, que de los acontecimientos de la biblioteca; pero una orden así de doña María pasaba por encima de las cigüeñas.

Por supuesto vino don Manuel a Conde de Barajas aquél domingo abrileño, y por descontado que a la hora de la merienda la abuelita lanzó su “artillería” sin contemplaciones. “Manolo, hijo, quiero que vayas a inaugurar la biblioteca. Le pondrán tu nombre y va a estar en la calle que  lleva el nombre de padre. Escribe al alcalde y dile cuándo vas. Que Salvador y Carlos (Carlos Aguilar) preparen todo”.

El tío Eduardo guiñó un ojo a su esposa y la Tía Luisa, que había interpretado perfectamente, movió la cabeza. “Abuelita, -dijo Eduardo con toda la retranca posible en un madrileño de cuna- debería pedir habitación en el hotel de Tuéjar no sea que luego no quede ninguna libre para la inauguración”. Por descontado la malicia estaba en que Tuéjar no tenía hotel; como mucho la Posá de la Plaza y pare usted de contar. Doña María que tenía también su humor, le dijo que ella no iría porque ella era muy vieja y que el que había donado los libros era su hijo; y que delegaba su representación en doña Bienvenida. Doña Bienvenida, la más joven de los hermanos era la menos apegada al terruño y la invitación de su madre representaba para ella todo menos un regalo; pero así se las gastaba doña María.

Salvador se pone de nuevo en contacto con Capó y le dice sustancialmente tres cosas: una que Don Manuel confirma que irá a la inauguración aunque no le puede confirmar el día ni siquiera el mes porque don Manuel tiene en proyecto un viaje a Sudamérica; dos que próximamente se enviarán otros 106 volúmenes y tercera y más importante que había sido padre por segunda vez de una pecosilla que era la más bonica del mundo.

Capó a vuelta de correo contesta. Está que no cabe en sí de contento y le comunica que tiene todo a punto para inaugurar la biblioteca en septiembre y que la presencia de don Manuel era la culminación perfecta a todo el proceso. Tan contento está que termina la carta con un “¡¡¡Viva don Manuel!!!” y un  “ ¡¡¡Arriba Tuéjar!!!”.

Por descontado ese domingo, el siguiente a la recepción de la carta, la merienda con la que se remataba la partida de canasta tuvo su preceptiva lectura de carta por parte de Salvador y a requerimiento de doña María que, como de costumbre esperó el momento de los bollos y el café con leche para , como sin querer, decir: “ ¡ Ay, pero en qué estaría yo pensando! Salvador ha tenido carta de Tuéjar. Léenosla,  Salvador, por favor , que Eduardo está en un sinvivir porque hace tiempo que no sabe nada de nuestro pueblo”.

Naturalmente don Eduardo deseaba la inauguración enormemente, tanto por lo que significaba para Tuéjar como por sí mismo ya que dejaría de ser el blanco de aquellos dardos de la Abuelita.

Aquél “ ¡¡¡Arriba Tuéjar!!!” fue contestado por un coral

“¡¡¡ Arriba!!!”

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