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1959 - 2009 BIBLIOTECA M. AGUILAR    
   
capítulo 6: "TARDES DE DOMINGO - 2 - "    
         

 

 

TARDES DE DOMINGO - 2 PARTE-

Entre juego y juego de Canasta, una tarde de domingo en que el Tío Eduardo estaba de lo más ocurrente con su socarronería madrileña insistía en tono irónico en las carencias de Tuéjar. Ni qué decir tiene que no lo hacía por maldad, sino por “castigar” un poco la fibra patriótica de la Tía Luisa, su mujer, hermana de don Manuel e hija de doña María.

Que si hay que ver los teatros que hay en Tuéjar, que si no se puede salir a la calle los domingos del tráfico que hay, que si el Museo que si la Biblioteca son de arquitectura modernista, vamos que a la pobre Tía Luisa , que era la bondad personificada, se la llevaban los demonios.

El bebé que apenas se sostenía en pie y jugaba con los naipes de una baraja vieja no terminaba de entender aquel enfado de la Tía Luisa con el Tío Eduardo, aquel madrileño más salao que las pesetas que cuando le daban la papilla a la criatura le decía aquello tan simpático de "Niiinchi, que se te cae el “Chuuuurri”; así alargando mucho la “i” inicial de Ninchi y estirando la “u” de “Churri” hasta casi el infinito. Pero estaba claro que el la Tía Luisa se había sentido un poco tocada en su patrio amor hacia Tuéjar porque evidentemente aquél pueblecico carecía de todo aquello.

Salvador sabía que no hacía el comentario en sentido despectivo, pero también se había sentido “tocado” en su amor propio de tuejano de adopción. Él conocía tanto al Alcalde como a Capó – falangista, excombatiente nacionalista, mallorquín y ahora Delegado Local del Frente de Juventudes en Tuéjar-, y a su mente acudió una idea que podía contrarrestar aquellos comentarios, aunque fuera paracialmente.

Este Capó que conoce a tanto jerarca de Falange a ver si pudiera hacer que al menos llevaran a Tuéjar alguna Biblioteca de esas ambulantes.”, dijo Salvador para quitar un poco de hierro al asunto y para resarcir un poco el orgullo de la pequeña patria tuejana

La Abuelita anotó punto por punto en su mente todo aquello que había oído de su pueblo y a lo largo de la semana, en el sosiego del comedor, saboreando su pan mojado en vino dulce, rumiaba aquello que pocos días después le expuso a su hijo Manolo, Don Manuel. "Manolo, hijo, tienes que hablar con el Alcalde de Tuéjar y hay que mandar para allá libros. Buenos libros, libros tuyos, hijo, de Aguilar, de nuestra casa. Quiero que sea la mejor Biblioteca de la Provincia. Dótala como a tu padre le gustaría que lo hicieras; pero que sea la mejor, no lo olvides. Yo te lo pido. Habla con Carlos ( Carlos Aguilar) que él conoce gente allí y con Salvador, el de María Dolores que trabaja también en la casa y que los dos son de allí y van todos los veranos. Que entre todos busquen los medios, que el Ayuntamiento ceda  un buen sitio; que lo arreglen y que se haga”.

Está claro que Don Manuel, en ese momento tan solo Manolo, sonrío a su madre y le prometió que además iría a él en persona a inaugurarla. La abuelita le alargó las manos y Manolo las recogió en las suyas. Esa era la firma del tratado. Ya no había más que hablar. No se necesitaba más contrato ni más notario.

La maquinaria se puso en marcha. Don Manuel reunió a los pocos días en su despacho de la calle Juan Bravo a Carlos Aguilar y le dio instrucciones precisas. Era menester que hubiera una petición formal y para ello se pusieron tanto Carlos Aguilar como Salvador Agustín a buscar el mejor enlace entre Aguilar y Tuéjar , y efectivamente lo encontraron en la persona de Jaime Capó Perelló, delegado del Frente de Juventudes en la localidad. A los pocos días, el 5 de julio del 58 Jaime Capó escribe a don Manuel Aguilar y después de reconocerle como el hijo más preclaro del pueblo y por su condición de dueño de la Editorial Aguilar le solicita formalmente la creación de una biblioteca “modelo” para Tuéjar; modelo para el resto de pueblos de la Provincia, claro.

Una semana más tarde, Salvador Agustín, encargado por don Manuel para llevar a cabo las gestiones conducentes a la creación de la biblioteca contesta a Capó haciéndole saber que don Manuel le confía esta tarea y que vayan disponiendo de un lugar para que sea habilitado como sala de lectura. De momento y para “abrir boca”, Salvador Agustín va a seleccionar un primer envío de 130 volúmenes entre novela y teatro de autores clásicos y de la colección Joya y Crisol que remitirá en pocos días y que servirán como “avanzadilla”.

 

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