EL INTERIOR DEL HORMIGUERO
Volviendo a la vida cultural, hay que decir que no por estas limitaciones técnicas la gente era zote, no. Había una “sociedad” poco numerosa pero ilustrada que conocía de memoria zarzuelas, operas y que recitaba poesía, que narraba como nadie historias, que sabía de geografía, historia, matemáticas, y que con los pocos recursos con que contaban, gozaban adquiriendo conocimientos. Para estos una biblioteca era como el Paraíso Terrenal de la Ciencia y de la Cultura; pero como tal paraíso era algo bíblico, algo que estaba allí, lejos, sin posibilidad alcance.
La llegada del cine primero de forma ambulante, al aire libre, luego en el baile del Tío Pepe y más tarde de forma semanal en el Musical fue toda una revolución. El cine era el sueño hecho realidad. No había nada que imaginar como cuando se oía la radio, no había nada que interpretar como cuando se leía, solo había que mirar a la pantalla para ver el N.O.D.O. y la peli y si ésta era “chula”, la historia de aquel film se recordaba durante meses en conversaciones de huerta, de patio de la escuela, de barbería ,de charla a la fresca… en fin dejaba huella en la vida personal.
El N.O.D.O., quitando la parte aburrida de las inauguraciones, de las recepciones de embajadores y de las noticias de las Cortes, era curioso. Por medio de él veías cosas tan asombrosas como que había teléfonos que se instalaban en coches, que una pobre perrica llamada Laika la habían mandado a la Luna, que ya son ganas de mandar, que en Corea estaba la cosa muy fea, que el Madrid se proclamaba Campeón de Europa casi todos los años, etc. En fin, el N.O.D.O. nos descubría cuán grande era el Mundo, qué inventos se daban en esta pelota gigante llamada Tierra y todo ello acompañado de la imagen, que venía a ser como el notario de todo aquello. Lo he visto en el N.O.D.O., palabra de Dios.
En nuestro mundo más próximo ,si bien es cierto que se habían conseguido logros en el pueblo, también es cierto que se habían conseguido por la inteligencia y el empeño de algunos de sus habitantes y pese a la dejadez de otros de sus vecinos. Gente importante había poca; pero ¡qué gigantes! El tío Quico, dinamizador se diría ahora de la vida cultural del pueblo, secretario del Ayuntamiento durante muchos años, absurda y cobardemente vilipendiado por cuatro envidiosos hasta que la Justicia lo confirmó en su inocencia pasada ya su muerte, y que fue uno de los artífices de que se llevaran obras públicas de vital importancia; el tío Paco el Castellano, Alcalde, impulsor de reformas, historiador e investigador en los pocos archivos que quedaban después de la Guerra Civil, don Ramón Villanueva, ayudante de los Ingenieros , Ingeniero por conocimiento e impulsor de obras públicas que sin él hubieran dejado totalmente aislada a Tuéjar, don José Aguilar, maestro y padre de Manuel Aguilar Muñoz, editor , fundador de la Editorial Aguilar y mecenas de la Biblioteca Municipal, Junto con esos principales había otras gentes que de forma más humilde forman parte también de la historia del progreso de Tuéjar.Personas que han participado en parcelicas más minúsculas pero que han sido vitales en las historias de los logros. Y luego, como en toda “peli” personajes de reparto. Muchos de ellos son los que han quedado en la historia dejando ocultos a los verdaderos protagonistas ; pero es que ya se sabe, la historia a veces se escribe “así” .
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