ÚLTIMA RENOVACIÓN : AGOSTO 2014

ME LO EXPLICARON Y LO OLVIDÉ, LO VI Y LO ENTENDÍ, LO HICE Y LO APRENDÍ ( ANÓNIMO )

NUESTRAS SECCIONES
1959 - 2009 BIBLIOTECA M. AGUILAR    
   
CAPÍTULO 3: " EL PLUMÍN Y LA RADIO "    
         

 

EL PLUMÍN Y LA RADIO

La escuela era un lugar donde se estaba calentico por partida doble: la estufica del maestro en invierno, la muchedumbre humana en primavera y otoño y algún que otro sopapo sin estación determinada, también del maestro. Es natural pensar que los libros de escuela se simplificaban y reducían como mucho a uno: la enciclopedia, generalmente la “Álvarez” ,que dependiendo del Grado del alumno podía ser más o menos difícil y completa.

Cuando hoy en día hablamos de tinteros, la mayoría de los que oyen la palabra ignoran no sólo el significado sino las muchas utilidades que tenían aquellos artilugios situados en los huecos de los pupitres escolares. Una plumilla sería para los más de hoy una pluma pequeña y un plumín no está ni en el diccionario. En fin el esfuerzo del maestro, el apoyo con el que contaba en la mayoría de los hogares, la necesidad de sobresalir y de buscar mejores condiciones de vida y la suerte lograba que de una multitud de cabecicas rapadas de niños y de un bosque de trenzas de niñas, hubiera alguno que llegara a ser algo en la vida. Eso sí, los que no llegaban a esa meta tan alta, no eran analfabetos sino gentes que tenían unos mínimos culturales que lamentablemente para muchos de los alumnos actuales los quisiéramos por mucho que se manejen en otras tecnologías como pez en el agua. Y eso sí, todos conocían a la perfección una palabra de significado muy poco conocido en la actualidad: esfuerzo.

De los medios de comunicación sólo se certifica la existencia de dos fundamentales: los comentarios de la barbería y los de los corrillos de las mujeres en mercados y fuentes. En el primer caso, la barbería era foro, noticiario, sección de anuncios e incluso bolsa de comercio. El afeitado, el cortar la barba, de ahí barbería, y el corte de pelo eran dos actividades que ni eran habituales ni diarias en la vida cotidiana. Uno se afeitaba para los domingos, se cortaba el pelo para Fiestas y bueno, si iba a viajar a Valencia o a cualquier otro punto. La cola en la barbería se usaba pues para ponerse al día de temas diversos.

En el mundo femenino, la peluquería era un establecimiento que se sabía que existía pero que no conocían en los alrededores. Se iba a Chelva o a Liria y una se ponía guapa para Fiestas o para las Hijas de María o para la boda. Como es normal, el ir a la pelu suponía un par de días de preparación para el viaje, uno más del viaje o dos y uno o dos más para recuperarse del mismo. Semanita que te crió. Claro que el tiempo por aquellos años tenía mucho menos valor que actualmente en el que todo se hace deprisa, no se sabe muy bien para qué.

La radio era otro medio de comunicación pero era tan limitado que, quitando el aparato del señor cura, el aparato de radio, naturalmente; el del baile del Tío Pepe y algún que otro más, no llegaría ni a la media docena en todo el pueblo. Eso sí, eran  de válvulas;con unas antenas interiores de un par de narices, con tres o cuatro bandas y con pocas señales de interferencias, y con todo eso se cogían no solo las emisoras de aquí sino también otras de fuera. De las de aquí sólo la de Radio Nacional y en verano y con buena propagación alguna de la Cadena SER, de Radio Intercontinental y poco más. La radio era la repera y servía para conocer a Bonet de Sampedro y a Jorge Negrete. Por la radio se tuvo noticia de los primeros productos de consumo fuera de lo habitual, que si el Netol, que si las hojas de afeitar Palmera, que si los Tintes Iberia o la cinta Córex . Con las diez de la noche llegaba el toque militar " La Generala" y el Parte que era como se llamaba al Diario Hablado. La radio sirvió para hacer llegar al pueblo la existencia de otras galaxias llamadas Estados Unidos, para conocer que el año acababa con doce campanadas en la Puerta del Sol, el fútbol era como una peli de aventuras imaginando jugadas en campos fantásticos.

El periódico, la prensa, eran ya palabras mayores porque no todo el mundo sabía leer y mucho menos tenía acceso a un periódico; eso quedaba reservado para las fuerzas vivas: alcalde, cura, maestro, boticario, médico y poco más.

La vida cultural existía pero era como todo, pequeño, limitado; pero sabroso precisamente por lo limitado. Existía una Banda de Música. Los ensayos se hacían en el Musical que había sido construido con y por el esfuerzo de músicos y pueblo en general. Los que estudiaban “solfa” lo hacían después de la jornada laboral o escolar, sin más apoyo que el método, la repetición y la escasa luz de una mortecina bombilla, que la fábrica de luz no daba para mucho la pobre.

Caminar en la noche por las calles era ir buscando el reflejo de las pocas y pobretonas luces de las bombillas. Tenía el encanto de la aventura, eso sí. En las casas naturalmente había luz eléctrica, limitada a las habitaciones principales, y de escasa potencia, también y con algún que otro “corte”. Los estabilizadores eran equipos, pesados y de uso imprescindible para que los escasos aparatos eléctricos que había en algunas casa funcionaran sin estropearse.

 

IR AL CAPÍTULO 4 : EL INTERIOR DEL HORMIGUERO

   
     
   
  VOLVER AL CAPÍTULO 2          
    FOTOS carlostuejar@gmail.com