ÚLTIMA RENOVACIÓN : OCTUBRE 2015

ME LO EXPLICARON Y LO OLVIDÉ, LO VI Y LO ENTENDÍ, LO HICE Y LO APRENDÍ ( ANÓNIMO )

NUESTRAS SECCIONES
LA JUANITA (1)

Empiezo agradeciendo a Manolo su memoria, su foto de la auténtica "Juanita" y su amabilidad. Desde hace tiempo tengo en la cabeza este proyecto que tiene como finalidad recuperar para la memoria de todos una institución que, aunque se mantiene para muchos, para otros es una gran desconocida, La Juanita. Hoy en día todos aquellos por debajo de los cuarenta seguramente no hayan conocido otra juanita que la que hoy en día sirve como transporte colectivo. Pero en realidad la historia de La Juanita arranca en los viejos tiempos. Arranca con la manivela de un viejo cacharro, posiblemente un Ford o un Chevrolet o vaya usted a saber en la provincia de Cuenca y luego va circulando por las vidas de tantos y tantos tuejanos, benageberos, chelvanos, callejanos, utielanos... que tenían en ese coche de línea una referencia para su vida. Era su modesto, único y estimado medio de transporte en una España en donde las carreteras eran de gravilla, los teléfonos de centralita, el correo llegaba tres días o cuatro después de salir, y el expreso tardaba siete horas en llegar de Valencia a Madrid.

LA JUANITA, PRIMERA PARADA: EL NACIMIENTO

Hacía pocos años que había acabado la guerra civil de 1936 a 1939.La sociedad iba sobreponiéndose a la destrucción. Era hora de iniciar proyectos o de retomar los que habían quedado interrumpidos. Esa debió de ser la causa de que don Mariano  pusiera en marcha su particular línea de autobuses Mira (Cuenca) – Utiel (Valencia). La Mirense de  don Mariano salía puntual de Mira todas las mañanas a eso de las siete de la mañana en verano y a las ocho en invierno. Hacía su recorrido con dos paradas fijas, una en Camporrobles y otra en las Cuevas y varias más cuando no había más remedio o cuando el pasajero aparecía sentando debajo de la sombra de un árbol en cualquier punto del trayecto. Por la tarde salía la Mirense desde la Puerta del Sol de Utiel a las cinco de la tarde, lo mismo daba que fuera verano o invierno. Mira por aquel entonces contaba con más de dos mil vecinos censados y era un pueblo que se defendía bien con la viña y algo de huerta.

En 1947, cuando se inauguró la estación de la RENFE, Mira quedó conectada al mundo. Desde el apeadero al pueblo habían unos quilómetros que la gente hacía en carro, a pie o aprovechando alguna camioneta que fuera o viniera. El “correo” de Madrid pasaba después de comer en dirección a Utiel y Valencia y el que iba para Madrid pasaba a media mañana por allí.
El caso es que a don Mariano ya no le era rentable la línea y así se lo comentó una buena mañana a su amigo Petronilo en el Café – Salón “Pérez” de Utiel mientras se tomaban su copeja de coñac y su café con leche.
Petronilo Llovera era hombre de negocios, benagebero y tratante en mil asuntos. Cada semana se acercaba al “miércoles”, al mercado de Utiel, con su tartana y su macho y aprovechaba para acercar a la urbe a todos los que le pagaban su viaje. Eran algo más de tres horas de viaje por la carretera que unía el Pantano y Utiel y que era transitada por camiones que llevaban materiales de construcción o de suministros a las obras. Las obras del pantano se estaban acabando y cada día se necesitaba más gente para su finalización y para la fábrica de cemento que se había creado allí mismo, a pie de obra, para evitar gastos de transporte. Así que, con todo este trajín, cada semana la tartana del tío Petronilo se llenaba de más viajeros y de más mercancía.
Petronilo y Mariano, el de Mira,  llegaron sin mucha dificultad a un acuerdo y la tarjeta de transporte y el vehículo pasaron a posesión del de Benagéber que inauguró la línea Pantano del Generalísimo a Utiel allá por el año 48.

 

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