Queridos Reyes Magos:

Os vuelvo a mandar la carta que todos los años desde que construyo La Tuejanica os escribo. Estaba leyendo la carta del año pasado en la que os contaba que los mandamases que habían aterrizado habían intentado boicotearos la fiesta. Bueno, pues nada, no lo consiguieron. Es más, la pringaron. A las críticas que les cayeron por parte de casi todo el mundo normal, hay que sumar que los propios peques, el público importante, el único crítico de vuestra fiesta, se quejó en muchos sitios de que los Reyes fueran chicas, de que os hubieran puesto tan estrafalarios disfraces, de las carrozas y de las memeces que se habían sacado de la manga para ser más progres que nadie.
Este año la cosa va de precauciones. Que a ver si ahora un sarraceno de esos que se dedica a matar gente con un camión se nos mete en medio de la cabalgata y la arma. Total que han puesto un montón de obstáculos para impedir que pase nada y que hay más policías que niños en la cabalgata. Bueno, y es que niños hay cada vez menos. Niños y niñas; porque ahora como no digas los dos géneros te llaman facha. Pero el caso es que cada vez hay menos niños. Por eso, queridos Reyes, además de la salud para todos los míos, para todos los nuestros, os pido como regalo eso, más niños, más población. Que el pueblo vuelva a tener vigor; que la gente tenga más alegría y que seamos menos individualistas, menos egoístas y menos encerrados. Que el pueblo tenga más ganas de construir y menos de criticar pero sin hacer. Que hay que agradecer a las autoridades que nos “saquen las castañas del fuego”; pero que no podemos conformarnos con que nos las saquen ellos sino que hay que poner el granito de arena cada uno en lo que pueda; que es muy fácil quejarse, pero es más complicado intentar cooperar. Y a los gobernantes que no nos dejen a “media vela” y que nos digan las cosas; las que hacen y las que no hacen o no pueden hacer; porque muchas veces nos dejan con la duda puesta. A las instituciones de más arriba que no dejen de lado a estos pueblos pequeños, que los que vivimos en ellos también somos “hijos de Dios” que se decía antes. Que somos pocos votantes; sí; pero que tenemos también nuestro corazoncito. Y que está muy bien tener una ambulancia 24 horas en Chelva, y una carretera mejorada; pero que hay muchas más cosas que pueden y deben hacer para que estos pueblos vayan un poco “p’ arriba” y que se facilite la creación de industrias en la zona y más las que tienen relación con las materias primas que hay en ella, el monte, los animales, los minerales, el turismo, la agricultura.
En fin, queridos Reyes, que traigáis lo que buenamente podáis porque ya me imagino que estáis hasta las regias barbas de tanto pedido.