ÚLTIMA RENOVACIÓN : OCTUBRE 2015

ME LO EXPLICARON Y LO OLVIDÉ, LO VI Y LO ENTENDÍ, LO HICE Y LO APRENDÍ ( ANÓNIMO )

NUESTRAS SECCIONES
LA JUANITA (3)

Como muchos de los nombres que les damos a los lugares, cosas, artefactos, instituciones, calles, etc, el de La Juanita es el nombre coloquial, el que todo el mundo conoce. Posiblemente el nombre administrativo fuera otro " Transportes Mariano", " Línea Utiel, Chelva", " Transportes Andrés"... en fin, el nombre oficial es lo de menos. Todo el mundo la llamó por su verdadero nombre " La Juanita". El porqué lo tienen aquí a continuación.

LA JUANITA, TERCERA PARADA: EL NOMBRE

Eran años de trabajo duro en la presa del pantano y en la fábrica de cemento que allí había. Tanto en la construcción de la presa como en la fábrica trabajaron durante años gentes venidas de otros sitios de España. Uno de esos trabajadores, pongamos que de nombre Pepe, vino , pongamos de un pueblo de Jaén, con su esposa y sus cuatro enseres. En el pantano trabaja en la fábrica de cemento, y en las casitas de los trabajadores tenía su nuevo hogar. Todo iba la mar de bien en esta historia. Un buen día, la  esposa recibe carta de sus padres y se ve en la obligación de volver a su pueblo para cuidar al padre enfermo. Pongamos que allí, pasados unos meses, conoce a un hombre que le hace olvidar a su Pepe, y a sus padres, y con él marcha Dios sabe dónde. Nuestro Pepe está inquieto con la falta de noticias. El teléfono es un bien escaso y que no asegura el contacto nada más que con unos familiares lejanos en Jaén capital que no saben nada de la esposa de Pepe ni de sus padres. Las cartas que nuestro hombre envía no reciben contestación. Una fría mañana llega el correo deseado, lo abre, se lo da a Fernando, el anciano vecino de vivienda para que se lo lea y, como las desgracias nunca viajan solas, su suegra le dice que su marido y padre de su esposa ha fallecido y que ésta se ha marchado de casa con lo puesto y no sabe nada de ella desde hace un mes. Que en el pueblo dicen si se ha ido con un tal Cipriano, que era representante de una fábrica de pienso para el ganado; pero que a ciencia cierta ella no lo asegura. Pepe, no lo cree; piensa que su esposa llegará al día siguiente en el autobús del tío Petronilo y allí que se planta a las cinco de la tarde porque la impaciencia no le deja sosegar. Los amigos y compañeros de la fábrica que lo ven sentado en el poyete de piedra del bar en donde hace la parada el coche de línea le preguntan extrañados qué hace allí a esas horas. Él, nervioso, excitado, fumando,les contesta que está esperando que llegue la Juanita, su esposa, que venía seguramente hoy. No llegó la Juanita, la esposa de Pepe; pero no importó porque Pepe, a la tarde siguiente, a pesar de la lluvia, volvió a esperar en el mismo poyete del bar, y cuando le volvieron a preguntar, volvió a responder que estaba esperando a la Juanita que venía hoy de su Jaén. La escena se repetía día tras día y la respuesta a la pregunta que qué hacía allí se convirtió en algo tan habitual que cuando lo veían ya decían todos que estaba esperando a la Juanita. Pepe fue ingresado en el hospital meses después. Fue lo que le impidió seguir con su diaria espera de la Juanita. Aquella historia bautizó al coche de línea del tío Petronilo, y La Juanita, ha sido el nombre que jamás ha perdido esta institución con ruedas.

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