ÚLTIMA RENOVACIÓN : OCTUBRE 2015

ME LO EXPLICARON Y LO OLVIDÉ, LO VI Y LO ENTENDÍ, LO HICE Y LO APRENDÍ ( ANÓNIMO )

NUESTRAS SECCIONES
LA JUANITA (2)

Continúa la historia de la entrañable Juanita con la llegada a nuestra zona de la línea. En este capítulo algunos datos que a los más jóvenes les resultarán chocantes. A los no tan jóvenes nos suenan y a la mayoría les resultarán seguramente curiosos e interesantes.

LA JUANITA, SEGUNDA PARADA: EN BENAGÉBER

Al inicio de los cincuenta se abre la carretera que conecta Tuéjar con Utiel por el pantano. La idea original era conectar Chelva con el pantano y Utiel, pero la habilidad y el ingenio de don Ramón Villanueva trazó, ideó y ejecutó el proyecto definitivo, de Tuéjar a Utiel pasando por el pantano. Este hecho  mejoró la posición de Tuéjar ya que la convertía en enlace entre la Serranía y Utiel.
El caso es que la línea de autobuses del tío Petronilo hacía la ruta entre las dos “urbes” Chelva y Utiel, y enlazaba las poblaciones del trayecto. La ruta tenía un gran número de paradas intermedias que nos detalla Manolo en la conversación que da pie a todo este trabajo.
La línea partía de Chelva, y de allí a Tuéjar, luego Nieva, Benagéber, El Sequer, Cortes, La Casa Dalta, Villanueva, Lurdilla, Casas Royas, Casas de ïñiguez, las Casas de Medina y Utiel.
El servicio de transporte de viajeros entre Chelva y Utiel funciona durante un par de años con La Juanita; pero, el tío Petronilo, mayor, y con pocas ganas de meterse en laberintos con chóferes, reparaciones y gastos, piensa en vender la tarjeta del transporte de la línea. Quien opta a esa licencia es Mariano, un vecino de Chelva, que había llegado hacía unos años de su Santa Cruz de Moya natal con su familia. No hay acuerdo y el coche deja de unir Chelva con Utiel hasta que La Hispano Chelvana se hace cargo del servicio durante un año, pizca más, menos.
Al fin se llega a un acuerdo entre ambas partes y de nuevo La Juanita emprende con Mariano la tarea del transporte.
Cuando las necesidades aumentaron, Andrés y Vicente, hijos de Mariano, le ayudaban en los trayectos con el cobro de los billetes a los viajeros, el control de la carga y así La Juanita se convirtió en una verdadera “Arca de Noé” en la que durante las dos horas y pico largas que duraba el recorrido convivían humanos, animales, y todo tipo de mercancías en el autobús. Un “Intercontiental” era entonces el coche que hacía el servicio con motor Barreiros diésel, de lo mejor que había en aquellos años en motores.
El techo del coche se había reforzado convenientemente porque en la baca lo mismo podían ir animales, carga, que personal, que todo junto. El precio del billete oscilaba según se subiera desde un punto u otro, o se bajara en uno u otro destino y también si se llevaba carga para vender que añadí al precio del billete unos céntimos por cada quilo de peso.

 

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